Daño por Filtraciones
¿Qué son las filtraciones?
Las filtraciones son uno de los problemas más comunes y dañinos que afectan tanto a edificaciones residenciales como a comerciales e industriales. Ocurren cuando el agua penetra a través de las superficies del edificio, como techos, paredes y cimientos, causando diversos daños estructurales y estéticos. Comprender sus causas, identificar los síntomas y aplicar soluciones adecuadas es esencial para garantizar la integridad y durabilidad de cualquier construcción.
¿Qué las provoca?
Las filtraciones pueden originarse por diversos factores, entre ellos materiales de construcción defectuosos o desgastados, un diseño y construcción inadecuados, daños físicos y la falta de mantenimiento.
Materiales deteriorados: Con el tiempo, elementos como sellos, membranas impermeabilizantes o cubiertas de zinc pueden desgastarse debido a la exposición constante a condiciones climáticas adversas, permitiendo la entrada de agua.
Errores de diseño o ejecución: Una pendiente insuficiente en techos o la selección inadecuada de materiales impermeabilizantes pueden crear puntos vulnerables por donde el agua se infiltra.
Daños físicos: Factores externos como granizo, ramas caídas, radiación ultravioleta (UV), viento intenso o trabajos de construcción cercanos pueden dañar las superficies exteriores, degradar los materiales y facilitar la filtración. El viento puede levantar tejas, membranas o revestimientos mal fijados, creando puntos de entrada para el agua. Además, en combinación con la lluvia, puede empujar el agua hacia áreas más vulnerables de la estructura.
Falta de mantenimiento: La acumulación de suciedad en canaletas y desagües obstruye el flujo de agua, incrementando el riesgo de filtraciones.
¿Cómo detectarlas?
Detectar filtraciones a tiempo es fundamental para evitar daños mayores. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:
Manchas de humedad: La aparición de manchas oscuras, amarillentas o húmedas en techos y paredes es un claro indicador de filtraciones.
Desprendimiento de pintura o revestimientos: Este puede ser un signo de que el agua ha penetrado en la estructura.
Moho y hongos: Aunque no siempre son un indicativo directo de filtraciones, su aparición suele relacionarse con condiciones de humedad persistente, baja temperatura y falta de ventilación, que favorecen la condensación de agua y el desarrollo de estos organismos.
Olor a humedad: Un olor persistente a humedad puede indicar la presencia de agua en lugares no visibles, como detrás de paredes o bajo el suelo.
¿Cómo solucionarlas?
La solución adecuada para las filtraciones dependerá de su causa. Algunas acciones clave incluyen:
Reparar daños visibles: Sustituir tejas rotas, sellos deteriorados y membranas desgastadas es esencial para detener la entrada de agua.
Aplicar productos impermeabilizantes certificados: Estos crean barreras efectivas contra el agua. Entre ellos se incluyen membranas líquidas, membranas asfálticas y revestimientos sintéticos, ideales para techos, paredes y cimientos.
Mantener canaletas y desagües limpios: Esto evita la acumulación de agua y reduce las probabilidades de filtración.
Proteger materiales contra la radiación UV y el viento: Utilizar recubrimientos reflectantes o capas protectoras prolonga la vida útil de los materiales. Asimismo, asegurarse de que tejas, membranas y sellos estén firmemente fijados puede prevenir daños causados por el viento.
Mejorar ventilación y aislamiento térmico: Estas acciones pueden reducir el riesgo de condensación en zonas frías y evitar la formación de moho y hongos.
Inspecciones periódicas: Revisar regularmente la edificación para detectar puntos de entrada de agua y realizar el mantenimiento necesario es clave para prevenir futuros problemas.